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Espero que lo disfrutes y te de una nueva visión de algunos directivos, es posible que incluso te hayas encontrado con alguno de ellos.
Aqui comparto el articulo completo
EL
DIRECTIVO DISTÉMICO: «Una amenaza para la empresa»
¿Existe el directivo distémico? El directivo
distémico puede compararse a las meigas o bruxas gallegas, las cuales,
aun no existiendo, se dice que «haberlas
hailas, pero é difícil pillailas».
Hasta ahora nadie ha hablado de los directivos
distémicos. Cuando hacemos una búsqueda en internet en cualquier buscador, no
aparece ninguna referencia, es como si estuvieran escondidos; sin embargo, si
extrapolamos un cálculo de correspondencia, podemos decir que aproximadamente
el 10% de los directivos actuales podrían estar afectados por el virus de la
distemia (también conocida por distimia).
Es probable que a partir de ahora sea más fácil
identificarlos y sacarlos a la luz, ya que cuanto más sepamos de ellos mejor
será para nuestras empresas.
Lo peor de los directivos distémicos (DD) es que
son invisibles. La mayoría de ellos ni siquiera saben que lo son, aunque, por
sus actuaciones, pueden llegar a ser devastadores tanto para las personas que
los rodean como para las organizaciones en las que trabajan.
Los DD sufren una discapacidad psicológica que
puede llegar a ser catastrófica para la organización, siendo mucho más común de
lo que la mayoría nos imaginamos. Este problema suele ser producido por
algún/os trauma/s producidos en el pasado (especialmente en la infancia) y que
no han sido superados, provocando en la actualidad una incapacidad para
reconocer y manejar las propias emociones y, por lo tanto, para manejar y
gestionar las emociones de los demás.
Todos estos traumas vienen acompañados de una gran
sensación de vergüenza, ahogando e impidiendo manifestar sus emociones tanto
positivas como negativas, pues consideran, o mejor dicho, han aprendido que la
exteriorización de sus emociones es un acto de debilidad, por lo que terminan
por reprimirlas y anularlas.
Aquellos que han estudiado algo sobre las
emociones saben que el no canalizar adecuadamente una emoción tiene unas
consecuencias, pues necesitan ser gestionadas adecuadamente. En el caso
concreto de los DD, en el fondo sienten una gran inseguridad personal, tanto en
la vida personal como profesional. Uno de los signos visibles es su falta de
alegría, generándoles una gran infelicidad personal sin saber bien por qué; a
su vez son propensos a caer en depresiones cada vez más profundas.
Pero, ¿por qué se sienten infelices? Se sienten
infelices porque la vida trata de sentimientos. Vivir es sentir, por eso los DD
terminan con la sensación de no estar viviendo plenamente. En cierta manera se
sienten como los muertos vivientes de las películas de terror: al principio sus
primeros desenlaces como responsables directivos los achacan a la mala suerte,
a las circunstancias inadecuadas, pero a medida que la mayoría de sus
experiencias son frustrantes, se apodera de ellos la sensación de fracaso, de
infelicidad y, antes de que se den cuenta, se encuentran en un aislamiento
social aparentemente inexplicable que golpea a las puertas de la depresión.
Los DD suelen tener una ventaja para la empresa y
es que, para evadir su realidad, necesitan crear un distanciamiento emocional
que sea real y que parezca inteligente, de ahí que suelan crear refugios que
les protejan. En muchas ocasiones esta protección ese manifiesta en forma de
«adicción al trabajo», aspecto que, como es lógico, es muy valorado por las
empresas.
Los directivos afectados por la distemia son
incapaces de reconocer que ellos mismos son su principal enemigo, culpando
siempre a los subordinados de los malos resultados y de las malas operaciones
empresariales.
La principal amenaza de los DD para la empresa es
que son incapaces de convertirse en líderes y, por lo tanto, de crear equipos
compactos y unidos. Todo ello viene como consecuencia de no poder crear una
armonía social entre los miembros de su equipo, situación imprescindible para
que la empresa produzca con eficacia. Este escenario les lleva a actuar como «llaneros
solitarios», dominados exclusivamente por el lado racional y generando con el
tiempo un clima laboral tenso y crispado.
Otro de los síntomas que suele afectar a los DD es
que viven en el futuro, pues allí no hay implicación emocional, evitando una
vez más que las emociones del presente les acorralen. Por ese motivo no luchan
por arreglar los conflictos, ya sean personales o laborales. Cuando ven que la
situación es comprometida suelen abandonar, lo que les lleva a estar cambiando
continuamente de pareja, amistades, departamento o trabajo.
Los DD son enfermos psicológicos difíciles de
sanar por varias razones Primero porque no reconocen su propia enfermedad y
segundo porque reconocerlas sería enfrentarse directamente a sus propios
fantasmas y traumas del pasado, siendo la cicatrización de las heridas un poco
dolorosa. En cualquier caso necesitan ayuda psicológica para salir de esta
situación y, si son capaces de poner de su parte, podrán s superar este trauma.
No siempre resulta fácil, ni siquiera para los
especialistas, detectar la distemia o el descontento crónico dado que no
siempre se detectan las causas. Sin embargo, cuanto antes se solicite ayuda,
mucho mejor, pues el futuro para ellos es
cada vez más desolador.
Las empresas, en un principio, suelen valorar de
forma especial a este tipo de directivos por diferentes motivos: en primer
lugar porque al haber aislado el lado emocional suelen tener muy desarrollado
el lado racional, situación esta que suele estar muy bien valorada por el mundo
empresarial, dado que imprime un carácter muy intelectual; en segundo lugar
también los DD reconocen de forma especial su adicción al trabajo, aunque para
ellos sea como una válvula de escape, y como consecuencia suelen ser un punto
de referencia en la organización; y, por último, se les estima porque, al vivir
en el futuro, siempre tienen planes y proyectos que los alejan de la realidad
emocional del presente, lo que genera un cierto entusiasmo en sus superiores.
A pesar de todas estas ventajas, mi opinión es que
a medio y largo plazo son una gran amenaza para la empresa. En muchas ocasiones
son como el caballo de Atila, que «allí por donde pasa termina por no volver a
crecer la hierba». En este sentido terminan por destruir los ambientes
laborales, el trabajo en equipo y la armonía social que puede haber en la
empresa. Por otra parte, como suelen tener su lado racional e intelectual muy
desarrollado, suelen vender con bastante facilidad ante sus superiores que la
culpa de los problemas siempre es de los demás o de las circunstancias, por lo
que suelen salir indemnes en muchas situaciones comprometidas.
Artículo inspirado por el
libro: ¿Por qué no encuentro sentido a
mi vida?
Autor: Alan Downs (Doctor
en Psicología de la Universidad de Nebraska
Juan Carlos Maestro Arcos
Acabo de leer el artículo sobre "El directivo distémico" y exceptuando -como tiquismiquis del lenguaje que soy- que prefiero el término "distimia" a "distemia", paso a plasmar lo que esencialmente me ha interesado de él. Pues bien, debo reconocer que, aunque no en su totalidad pero sí en su esencia, me ha parecido que el autor hace un impecable planteamiento de la situación:
ResponderEliminar"Lo peor de los directivos distémicos (DD) es que son invisibles. La mayoría de ellos ni siquiera saben que lo son aunque, por sus actuaciones, pueden llegar a ser devastadores tanto para las personas que los rodean como para las organizaciones en las que trabajan (...) siendo mucho más común de lo que la mayoría nos imaginamos (...) provocando en la actualidad una incapacidad para reconocer y manejar las propias emociones y, por lo tanto, para gestionar las emociones de los demás (...) Se sienten infelices porque la vida trata de sentimientos. Vivir es sentir, por eso los DD terminan con la sensación de no estar viviendo plenamente", sentencia su autor.
Pero, señores, ¿pretender vivir sin arriesgar nada en cuanto a emociones y sentimientos personales no es el colmo del egoísmo?
En otro orden de cosas, me viene a la memoria que allá por el año 1998, cuando Google aún no se había convertido en mi amante no tan secreto, le comenté a Juan Carlos Maestro que había leído una frase (suelta) y por tanto no sabía en qué contexto se había pronunciado, que a mi entender resumía magistralmente lo que debía ser el liderazgo:
"EL LIDERAZGO ES UNA PODEROSA COMBINACIÓN DE ESTRATEGIA Y CARÁCTER. PERO SI HAY QUE PRESCINDIR DE ALGUNO, QUE SEA DE LA ESTRATEGIA". Norman Schwarzkopf
¿Quién era este señor? Yo no lo sabía. ¿Tal vez un precursor de los actuales "coach"? ¡Ni mucho menos! Me puse en contacto con la Biblioteca Nacional donde me informaron que Norman Schwarzkopf era un General del Ejército de los Estados Unidos Unidos que participó en la Guerra del Golfo de 1981. Hoy en día, mi amante no tan secreto, mi Googlillo, también lo cuenta así.
Saludos cordiales, Juan Carlos.